miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lucha de clases (2)

Como el actual sistema político es servil de la clase explotadora

Por Claudio Antonio Caamaño Vélez
claudiocaamano@gmail.com / @claudiocaamano

En mi anterior artículo, titulado “Lucha de clases: más que un concepto pasado de moda” iniciamos a abordar el tema de la lucha de clases y la importancia de saber a cual se pertenece y lo que eso implica, es decir: tomar conciencia de clase.
Quedé en explicarles cómo el actual sistema político es servil de la clase explotadora (capitalista o burguesa), y cómo eso perjudica a la clase explotada (obrera o proletaria). Es importante haber leído el anterior escrito para entender éste.
El sistema político actual está protagonizado por personas que proceden de la clase proletaria (que no posee medios de producción), pero que renegando ese origen se han puesto al servicio de la clase burguesa (los dueños de los medios de producción), lo cual los convierte en desclasados, o, dicho de otro modo, traidores de su clase. También están los que, procediendo de la clase explotadora, han tomado un discurso demagógico para ganar el favor de la clase a la que inclementemente explotan. Expongo esto para dejar claro algo: el sistema político actual representa los intereses la burguesía.
¿Qué importancia tiene esto? Mientras más bajo sea el poder adquisitivo de la población, más barata será la mano de obra que los capitalistas tendrán en sus empresas y mayores sus beneficios. Para decirlo de otro modo, la miseria del pueblo es parte de la rentabilidad de la clase explotadora. Si el salario  mínimo fuera de 25 mil pesos (en consonancia con la canasta básica), muchas de sus empresas quebrarían, tampoco podrían tener sirvientas, choferes, niñeras, etc., pues tendrían que pagarle “mucho”.
La clase proletaria desea (y lucha por) un país con más justicia social, en el cual la brecha social (diferencia económica) entre ricos y pobres no sea tan grande. Pero es precisamente esa gran brecha la que permite a la clase burguesa una gran cantidad de privilegios, a los que no está dispuesta a renunciar, y que se esfuerza por mantener. Lo que los obreros luchan por destruir, los burgueses luchan por perpetuar. Ahí está la lucha de clases.

Más adelante les hablaré de cómo el desarrollo del turismo, de las zonas francas y de las infraestructuras viales responde a intereses de la clase capitalista y no de la clase proletaria, contrario a que usualmente nos proyecta de la propaganda de los gobiernos del actual sistema político.