lunes, 27 de febrero de 2012

APROPOSITO DEL DESFILE MILITAR

Por Claudio A. Caamaño Vélez
Al ver la sincronía y la destreza con que marchaban los uniformados, quise sentirme orgullo de los cuerpos armados de mi país, pero seguido recordé el histórico papel que han jugado, siempre de espaldas a pueblo dominicano, traicionando nuestra patria, serviles a los invasores, como sucedió en el 1916 y el 1965, u ofreciendo su lealtad a nefastos gobiernos, como lo fueron la dictadura de Trujillo y el régimen sanguinario de Balaguer.
Pude imaginarme a esas mismas tropas que hoy rezan “todo por la patria” persiguiendo y masacrando a los héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, y más tarde acribillando cobardemente a Manolo y sus compañeros. Me pareció escuchar a Francisco Alberto Caamaño gritar “Viva la República Dominicana” mientras atado de pies y manos era vilmente asesinado por ese mismo ejercito que vi marchando en nombre del país.
Como olvidar que la única verdadera democracia que hemos tenido, la del gobierno del profesor Bosch, que quiso cumplir los principios de Duarte, de libertad, justicia e independencia, fue truncada por unos gorilas uniformados, muy parecidos a los que bellamente desfilaban.
Qué paradoja que sea con el dinero del pueblo que se compran las pesadas botas con que luego lo pisotean, y las sofisticadas armas con que descargan las ráfagas criminales en contra de la libertad. Es con los impuestos que se exprimen de la miseria de nuestros hermanos que se mantiene a esos soldados.
No quiero ofender a nuestros valerosos militares, a quienes respeto y admiro, pero el rio corre siempre por la misma cuenca, y la historia no me deja otra cosa que pensar. Solo espero que el día que el pueblo reclame justicia social no se queden del lado opuesto de las trincheras, como hasta ahora siempre han hecho, y por una vez al menos limpien las oscuras manchas que hoy llevan sobre sus prolijos uniformes.
Recuerden mis valerosos soldados, que cuando dicen “todo por la patria”, traicionarla no está incluido.

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