miércoles, 29 de julio de 2015

La inseguridad: un mal para muchos pero no para unos pocos

Por CLAUDIO A. CAAMAÑO VÉLEZ

No es un secreto la crisis de inseguridad en la que estamos viviendo. Quieren que pensemos que los culpables de esta son los delincuentes. El gobierno tiene los medios, poder y recursos para garantizar nuestros derechos, y premeditadamente fomenta la delincuencia mientras devora el Estado.
Esa estrategia de distracción nos cuesta, según datos de la Procuraduría, 5 mil muertes violentas al año. 5 mil seres humanos. 5 mil familias enlutadas.
El gobierno asigna 4,000 millones de nomina de la Policía Nacional; 3,000 de presupuesto a la Procuraduría; 5,222 de presupuesto a la SCJ. Mientras por otro lado dedica 91,800 millones (2,040 millones de dólares) a las muy cuestionadas plantas a carbón. Si sumamos la nomina policial, y los presupuesto de la Procuraduría y la SCJ (12,222 millones) veremos que el gobierno invierte 7.5 veces más en las plantas a carbón que en combatir la delincuencia.
Mientras el gobierno invierte en plantas eléctricas, miles y miles ya no pueden ver la luz ¿De qué nos sirve resolver el problema eléctrico en un país donde no se respeta la vida? La respuesta está en los 40 mil millones de pesos de sobrevaluación de las plantas a carbón.

Dios mío, a donde vamos a parar con este tren ¿Es que la avaricia de unos pocos vale más que la vida y la tranquilidad de un pueblo? Esto hay que pararlo ya.

domingo, 19 de julio de 2015

Endeudamiento y soberanía

Por Claudio A. Caamaño Vélez
Cuando le debemos al prestamista, o al banco, sobre todo si es mucho, él comienza a ser nuestro dueño, pues debemos dedicar nuestro tiempo y esfuerzo en buscar dinero para pagarle, capital e intereses. Parte de nuestra energía vital se quedará en sus manos.
Perdemos libertad, no podemos decidir qué hacer con nuestras vidas, no podemos dejar de trabajar ni un día, incluso, es probable que tengamos que buscar dos trabajos. Si no nos alcanza deberemos vender nuestros bienes.
Lo mismo con los Estados cuando toman préstamos. Van perdiendo libertad, y dejando una parte importante de sus riquezas en manos de los acreedores.  Si no llegan a tener con que pagarles, tienen que darles bienes: carreteras, empresas estatales, tierras, recursos naturales, etc.
Mientras más se debe, más serviles los gobiernos; más control tienen los de afuera en las políticas de adentro. Y como a los de afuera no les importa la felicidad de los pueblos sino su dinero, esto se traduce en sufrimiento.
El Presidente solicita préstamos, el Congreso los aprueba, pero ellos no se comprometen, sino todos nosotros. Mientras nos tocará pagar por décadas, ellos disfrutarán de las fortunas que amasaron a costilla nuestra.
Ya debemos más del 50% del PIB, es decir, más de la mitad de toda la riqueza que genera el país, y aumentando.
Por ese camino nos están llevando nuestros actuales gobernantes. Pidiendo préstamos para cubrir el déficit de la corrupción, y luego más préstamos para pagar las cuotas de los prestamos anteriores. Y más y más préstamos para mantenerse en el poder, única garantía de su impunidad.

Nos tienen en una ilusión de desarrollo, cuando la verdad es que estamos hipotecando nuestra soberanía. Los gobernantes que hacen esto son peores que Pedro Santana y Buenaventura Báez. Son enemigos de la soberanía y la libertad. Son enemigos de nuestro escudo y nuestra bandera. No merecen ser dominicanos, mucho menos gobernarnos.

La confianza y el Estado

Por Claudio A. Caamaño Vélez (@ClaudioCaamano)

El Estado es una invención para solucionar problemas que derivan del crecimiento de los grupos humanos, y potencializar los beneficios de la colectividad. Un grupo de personas ceden parte de su libertad para que le sean respetados ciertos derechos, aportan de su trabajo para que le sean brindados ciertos servicios.
La relación individuo-Estado se soporta en la confianza y los beneficios. Cuando falta uno, y sobre todo cuando faltan los dos, la estructura cae. Cuando las personas pierden la confianza en sus autoridades, es como si a un edificio le sacamos las varillas: colapsa. Desapareciendo las instituciones y el sistema de derecho.
El PLD ha llevado a niveles peligrosos el irrespeto a las leyes, la impunidad y la corrupción; manteniéndose en el poder bajo un sistema clientelar que está llevando a nuestro país a un endeudamiento incosteable: comprar votos y manipular al pueblo cuesta mucho dinero.
Otro período del PLD llevaría invariablemente a nuestro país a un proceso de desobediencia civil: si los gobernantes desconocen la ley, se da legítimo derecho a los gobernados de hacer lo mismo. Las consecuencias de esto serían catastróficas. Por esto es que debemos sacarlos del poder por la vía maltrecha de la democracia electoral, de lo contrario habrá que ejercer la democracia directa y absoluta en la calles, y eso es lo último que debemos desear.

Preparémonos para hacer frente a la compra de votos y al fraude. Asumamos el compromiso de rescatar la democracia que tanto sacrificio nos ha costado. Sacar del poder al PLD no debe ser el objetivo político de un partido, debe ser un sentimiento nacional en defensa de nuestro país, un compromiso con el presente y el futuro, con nuestros hijos y con los hijos de aquellos que el sistema les ha arrancado la voz y el pensamiento.

sábado, 11 de julio de 2015

¿Con qué moral viene a República Dominicana la OEA?

Por Claudio A. Caamaño Vélez (@ClaudioCaamano)

¿Con qué moral viene la Organización de Estados Americanos a nuestro país? El problema no es que nos supervisen; indigna que la OEA se sienta con la moral de hacerlo.
No le importan los Derechos Humanos, ni el desarrollo de los pueblos de América. En nombre de la “paz” y los “derechos”, han llenado de sangre a todo un continente, validando invasiones y reconociendo criminales dictaduras.
¿Donde ha estado la OEA durante los golpes de Estado en América? ¿Dónde estuvo cuando el golpe de Estado a Allende o a Jacobo Arbens? ¿Durante las dictaduras militares en Argentina o los 35 años de férrea dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay? ¿Dónde estuvo la OEA cuando nos arrancaron la democracia en 1963 o actualmente durante los atropellos a latinos y negros en Estados Unidos?
Hace justo 50 años la OEA legalizó la invasión militar norteamericana a nuestro país. Puso su sello de aprobación a más de 45 mil soldados que mancillaron nuestro territorio. En lugar de condenar a EE.UU, les designó “Fuerza Interamericana de Paz”. Como si de esa forma los fusiles de los marines se iban a convertir en ramos de rosas.
Esa misma OEA, porque es la misma, alegaba que los constitucionalistas eran comunistas violadores de monjas y novicias, que Caamaño estaba loco y andaba con la cabeza de un general clavada en la punta de su fusil, incluso, que el Che había venido en un submarino a traer armas; así lo recoge la prensa internacional de la época. Todo eso para justificar lo injustificable: la masacre de los Estados Unidos contra un pueblo que luchaba legítimamente por la restitución de la democracia.
La OEA engloba a todos los países de América, pero uno solo es el que manda. Su función es dar sentido “democrático” a las imposiciones de Estados Unidos. Este último, el principal detrás de todo esto, que a base de dinero y armas avasalla al mundo, no tiene moral para señalar nada a ningún país de la Tierra. Ni siquiera ha suscrito la Convención Interamericana de los Derechos Humanos, y en nombre de estos a pisoteado la soberanía y los derechos de toda Latinoamérica.

Somos un país libre y soberano, no porque la OEA, ni la ONU, ni los Estados Unidos nos hayan hecho ese regalo. Defendamos con dignidad el derecho que con tanto sacrificio nos hemos ganado.

jueves, 9 de julio de 2015

Los gobernantes haitianos no comprenden el significado de la palabra “soberanía”

Por Claudio A. Caamaño Vélez

Los gobernantes haitianos no comprenden el significado de la palabra “soberanía”. Históricamente han sido unos serviles dependientes de potencias extranjeras.
Haití no es un Estado, la definición teórica del término implica soberanía y estructuras de gobierno funcionales. Haití es más bien el feudo de una oligarquía despiadada y brutal, asquerosamente servil de quienes le garanticen sus aberrantes privilegios.
Los dominicanos hemos sido el país más solidario con el pueblo haitiano, a pesar de que tenemos razones históricas para no serlo. No negaré que los haitianos son discriminados, pero no por ser haitianos, ni por ser negros, se les discrimina por ser pobres, como se discrimina también a los dominicanos pobres (lo cual está muy mal).
No podemos tolerar que se difame con falsedades a la República Dominicana, mucho menos representantes de países que sí son racistas, xenófobos y violadores de Derechos Humanos.
El gobierno haitiano nos sataniza, cuando hemos mostrado más amor y más respeto por sus ciudadanos que ellos mismos. Si algo empañó el Plan Nacional de Regularización, lo fue el nefasto desempeño del gobierno haitiano en documentar a sus nacionales. De eso si hay pruebas.

La soberanía de los países es sagrada, y dentro del marco del respeto a los Derechos Humanos cada país es libre de ejercerla. Podemos o no estar de acuerdo con las medidas que tome el gobierno dominicano, pero debemos todos los dominicanos defender nuestro derecho a que ningún país ni organismo internacional decida por nosotros. Disentir del gobierno es parte de la democracia, pero abandonar nuestro país a la manipulación y el chantaje es una traición a la Patria.