sábado, 11 de julio de 2015

¿Con qué moral viene a República Dominicana la OEA?

Por Claudio A. Caamaño Vélez (@ClaudioCaamano)

¿Con qué moral viene la Organización de Estados Americanos a nuestro país? El problema no es que nos supervisen; indigna que la OEA se sienta con la moral de hacerlo.
No le importan los Derechos Humanos, ni el desarrollo de los pueblos de América. En nombre de la “paz” y los “derechos”, han llenado de sangre a todo un continente, validando invasiones y reconociendo criminales dictaduras.
¿Donde ha estado la OEA durante los golpes de Estado en América? ¿Dónde estuvo cuando el golpe de Estado a Allende o a Jacobo Arbens? ¿Durante las dictaduras militares en Argentina o los 35 años de férrea dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay? ¿Dónde estuvo la OEA cuando nos arrancaron la democracia en 1963 o actualmente durante los atropellos a latinos y negros en Estados Unidos?
Hace justo 50 años la OEA legalizó la invasión militar norteamericana a nuestro país. Puso su sello de aprobación a más de 45 mil soldados que mancillaron nuestro territorio. En lugar de condenar a EE.UU, les designó “Fuerza Interamericana de Paz”. Como si de esa forma los fusiles de los marines se iban a convertir en ramos de rosas.
Esa misma OEA, porque es la misma, alegaba que los constitucionalistas eran comunistas violadores de monjas y novicias, que Caamaño estaba loco y andaba con la cabeza de un general clavada en la punta de su fusil, incluso, que el Che había venido en un submarino a traer armas; así lo recoge la prensa internacional de la época. Todo eso para justificar lo injustificable: la masacre de los Estados Unidos contra un pueblo que luchaba legítimamente por la restitución de la democracia.
La OEA engloba a todos los países de América, pero uno solo es el que manda. Su función es dar sentido “democrático” a las imposiciones de Estados Unidos. Este último, el principal detrás de todo esto, que a base de dinero y armas avasalla al mundo, no tiene moral para señalar nada a ningún país de la Tierra. Ni siquiera ha suscrito la Convención Interamericana de los Derechos Humanos, y en nombre de estos a pisoteado la soberanía y los derechos de toda Latinoamérica.

Somos un país libre y soberano, no porque la OEA, ni la ONU, ni los Estados Unidos nos hayan hecho ese regalo. Defendamos con dignidad el derecho que con tanto sacrificio nos hemos ganado.

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