Por Claudio A. Caamaño Vélez
Sé que ha muchos le sorprende el ingreso de mi padre al
escenario político dominicano. A mí también me sorprendió cuando me dijo que
había tomado esa decisión. Al principio me opuse pero más luego entendí.
Mi padre no entró al Partido Revolucionario Moderno (PRM)
para apoyar un determinado candidato, ni para a sus casi 77 años buscar
riquezas que no necesita a costa de su muy probada moral. Él está viendo como el sacrificio de sus
compañeros y de sí mismo se pierde ante el avance de un sistema de gobierno que
cada día nos aleja más de las cosas por las que nuestro pueblo tanto ha
luchado: la libertad, la democracia, la igualdad social, el respeto a las
leyes, la felicidad.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se ha convertido
en una verdadera tiranía, que tiene dominado todos los poderes del Estado,
incluyendo la justicia, desde donde garantizan su impunidad. Han hundido a
nuestro país en el endeudamiento, simulando un desarrollo que solo existe en
sus propios bolsillos, pero que empobrece a nuestro pueblo. Ese partido ha
perfeccionado como nunca antes en nuestra historia el enriquecimiento ilícito
de los funcionarios públicos.
Entendí la decisión de mi padre luego que me dijera: “mi hijo, mientras el PLD esté en el poder en
nuestro país no habrá democracia, tenemos que sacarlos de ahí, y el PRM es la
única opción inmediata para eso; luego iniciaremos a construir un país
diferente, pero eso toma tiempo y yo no tengo mucho, lo que vaya a hacer tengo
que hacerlo ahora”. No había más que discutir.
Así mismo me dijo: “uno
es tan responsable de lo que hace como de lo que no hace”. Esto en el sentido de que muchos se
quedan de brazos cruzados ante lo que están haciendo con nuestro país. No basta
con ser honesto si a la vez permitimos que un grupo de perversos nos sometan a
su voluntad.
Me pidió que ingresara junto a él, le expliqué que hace más
de dos años milito en otra organización política de la cual me siento muy
orgulloso y con la cual estoy muy comprometido (Alianza País), pero que si no
fuera así entraría junto a él. De todos modos le ofrecí todo mi apoyo y asistí
a su juramentación. Estamos en la misma lucha pero en distintas trincheras.
Considero que este paso que mi padre recién a dado, el cual
es un paso amargo para los hombres honestos, debe ser imitado por todos
aquellos que les duele ver lo que está pasando en este país. Desde la
indiferencia no se logran cambios, solo se ensalza el ánimo de los malvados.
Cuente con mi apoyo Líder.
ResponderEliminarEs cierto hermano, tiene razón somos culpables de lo que hacemos y lo que no. Alianza país es una alternativa que no necesita muletas.
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