Por Claudio A.
Caamaño Vélez
@ClaudioCaamano (IG y TW)
Escucho personas decir: “no me gusta la política”. Como
si uno sólo hace las cosas que le gustan. Como si administrar un país fuera un
pasatiempo y no una responsabilidad. La más grande de todas.
Cuando una persona vomita en una casa, no es fácil
recoger ese vomito, pero hay que hacerlo. Ante un sistema político tan asqueroso,
tenemos que arremangarnos la camisa y ponernos a limpiar. No por gusto, por
compromiso, porque es un deber.
Para los que nos roban el presente e hipotecan nuestro
futuro, para ellos si la política es un placer. De ella sacian sus lujos y sus
excesos. Pero lo que hacen ellos no es política, sino “politiquería”. Debemos
erradicar ese nefasto modelo de dirigente político, y eso sólo se hace ocupando
los espacios que ellos ahora ocupan.
Invito (les hago un llamado a que cumplan con un
deber) a las personas que al igual que yo desean un mejor país, a que entren a
la política, para hacer política de verdad. Que los líderes del nuevo modelo
político dominicano estén movidos por el amor a este país; por el amor a este
pueblo que merece una mejor realidad.
Nuestro país necesita hombres y mujeres que no estén
en la política por gusto, sino por compromiso. Es un deber rescatar nuestro
país de los malos caminos en que lo han puesto. Los espacios de poder nunca
están vacios, o los llenamos los honestos o los llenan los perversos.
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