Por George F. Torres, MD, FCCP
Brevard, FL,
Estados Unidos.- En mi calidad de médico
especialista en Medicina Interna, Medicina Pulmonar y Cuidado Critico, previ
investigador clínico asociado al departamento de Microbiologia de la escuela de
Medicina de Ponce, Puerto Rico, en las áreas de biología molecular y análisis
de ADN, he sido una vez más comisionado por el presidente de la Fundación Caamaño,
Claudio Caamaño Grullón, para evaluar los documentos que han resultado del
estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses con fines de
investigación y análisis forense a unos restos óseos que hasta nuestros días se
han asumido pertenecen al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, asesinado en
las montanas dominicanas en el año 1973, desenterrados y analizados
antropológicamente en 1987 y luego enterrados en un nicho en el Cementerio
Nacional de la Máximo Gómez en el mismo periodo y exhumados en el año 2013 con
fines de análisis de ADN.
Luego de haber estudiado el reporte en sí mismo,
además de las conclusiones descritas por el personal técnico y administrativo
de dicha institución, reporte mismo que también fue aceptado como bueno y válido
por la Procuraduría General de la República y su máximo representante, además
de sectores de la población civil.
Tras de estudiar detalladamente este documento y
análisis tal como descrito por los técnicos y/o personal clínico del INACIF he
podido observar varias y graves inconsistencias en el mismo, las cuales deben
ser motivo de profunda preocupación y requerimiento de revisión ante la
importancia histórica, criminológica, social y política de la Republica
Dominicana.
Más que un verdadero estudio de análisis forense, el
estudio realizado por el INACIF fue un estudio de análisis de paternidad y/o
familiaridad utilizando como base el ADN nuclear de la muestra en sí misma como
método de certificación por la institución arriba mencionada. Ya en varios
documentos anteriores habíamos certificado y sometido a la consideración de las
autoridades de la Republica Dominicana que debido a los procesos a que fueron
sometidos estos restos: tiempo (más de 40 años), traumas múltiples, uso de
combustibles fósiles y químicos, adversas condiciones del medio ambiente,
contaminación de las muestras por factores conocidos y desconocidos, y otros; y
sobre todo, el proceso de DEGRADACION del ADN, era poco probable encontrar
muestras fidedignas de ese material genético en los restos estudiados en
cuestión.
Esta DEGRADACION se refiere en esencia a la ruptura o
destrucción de las estructuras celulares después de la muerte. Porque el ADN está
contenido en la célula, la exposición de los tejidos al medio ambiente, fuego,
agua, químicos y otros materiales diversos eventualmente lleva a una alteración
de la estructura química de este material y la ruptura de las cadenas del ADN.
Esta condición lleva a la asignación incorrecta de los pares de bases y a la
posterior INCORRECTA IDENTIFICACION de un individuo o de una especie misma. Si
en este caso se analiza una muestra de ADN, debe ser con un cuidado extremo de
evitar la contaminación de la muestra misma, cosa que obviamente no ocurrió en
el proceso de manejo de estos restos desde 1973 hasta la fecha. En esencia,
como todos los seres vivos poseen ADN, este puede pasar de un individuo a los
restos en cuestión con el solo manejo inadecuado de la muestra.
Aun con el poder de análisis del ADN, un perfil del
mismo utilizando variables comunes (ejemplo ADN nuclear) NO ES INFALIBLE debido
a los factores mencionados y que también habíamos señalado con anterioridad en
los informes ya descritos. En este caso
en cuestión, el análisis de ADN se centro en un análisis nuclear, aparentemente
no tomándose en cuenta nuestras observaciones previas en las que señalábamos
que el mismo no sería confiable por los factores arriba mencionados y nuestra
recomendación de que era necesario centrarse en el análisis mitocondrial de los
mismos, caso que hubiese excluido de plano a todos los miembros de la familia Caamaño
Acevedo de este análisis en cuestión ya que no era factible encontrar este ADN
en sus miembros.
No entendemos las razones por las cuales se realizó un
estudio de paternidad sabiendo y conociendo de antemano la muy probable
negatividad del mismo. En el caso que también concierne, el INACIF realizó
estudios nucleares a los hermanos aun con vida del Coronel Caamaño no procediendo a las muestras
de ADN mitocondrial tal como indicado y como ya descrito.
En el mismo informe antropológico del INACIF se
observan errores documentales de consideración e imprecisiones del mismo género
que se pueden catalogar de fundamentalmente graves y que traemos a colación
como siguen (CITAMOS): “Informe Antropológico
Forense, INACIF SDO-A-205-13. Muestra dubitada de cuarenta y ocho (48) piezas óseas
COMPLETAS en aproximadamente un noventa y cinco por ciento (95%) de su
totalidad, EN BUEN ESTADO DE CONSERVACION (estructura ósea como tal al momento
del fallecimiento) aunque delicados por factores externos a los que estuvieron
expuestos”. (FIN DE LA CITA). Más
adelante el mismo documento señala (CITAMOS): “los restos óseos NO ESTAN completos en su totalidad. Algunos son
fragmentos, y otros como en el caso de las costillas extremos proximales.
Estado de conservación afectado por el clima, ambiente y otros factores
externos” (FIN DE LA CITA)
En el mismo informe más adelante se atribuyen bajo
procedimientos no descritos, los restos a tres individuos diferentes,
incluyendo algunos al sexo femenino. De manera interesante no se explica en el
estudio el o los protocolos seguidos para tales determinaciones; no se explica el
porqué en el mismo existe el factor de la no repetición de las estructuras óseas
en las muestras analizadas y la ausencia de varias piezas óseas importantes
para estudios antropológicos y forenses; no se explica cómo se llegó a
conclusiones definitivas sin mencionar para nada las deducciones, experiencia y
análisis de los antropólogos que en su momento tuvieron a cargo el estudio de
estos restos; no se explica porque se tomaron solo muestras de la porción
cortical de los huesos en estudio y comparadas a muestras de saliva de miembros
de la familia Caamaño Acevedo obviando a los miembros de la Familia Caamaño Vélez,
descendientes directos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño; no se
explica porque no se incluyeron en este estudio a los miembros de las familias
Lalane Jose y Pérez Vargas, quienes se asume fueron enterrados junto a los
restos del coronel Caamaño Deño; no se explica en ninguna parte de este informe
el porqué de las evidentes contradicciones documentales, cuáles y como se
sucedieron los “factores externos y de
ambiente” descritos en el mismo; no se explica el porqué de los evidentes “fragmentos” y si estos huesos en la
opinión de técnicos e investigadores forenses fueron sometidos a trauma,
temperaturas extremas, combustibles diversos y otros factores. No se explica
cómo un estudio forense excluyó del mismo a los autores presenciales del
asesinato del coronel Caamaño, la posterior destrucción de los restos como
descrita y posterior enterramiento de los tres guerrilleros muertos, para dar lugar
a una investigación seria de cómo aparecieron en aquel lugar los mismos
cadáveres. Por más que he estudiado el informe tal como presentado, no se
ofrecen detalles que expliquen estas anomalías evidentes y contradicciones en
el reporte en cuestión.
Debido a lo anterior y otros factores conocidos y/o
desconocidos y dada la importancia de estos eventos para la Historia de la República
Dominicana, así como la ausencia en este informe de factores tan importantes
como los arriba mencionados. He recomendado a la Fundación Caamaño, a la
familia Caamaño y al pueblo dominicano, no aceptar como concluyentes los
resultados del INACIF ni las afirmaciones que en tal sentido se han vertido en
los medios de comunicación del país hasta tanto no se esclarezcan los factores
arriba mencionados bajo un segundo análisis que debe ser realizado por una
institución independiente, profesionalmente acreditada y con experiencia
probada para el estudio de casos tan difíciles como el mencionado, con un nuevo
análisis antropológico, anatómico, genético y forense que permita elaborar una
segunda opinión y del que en mi consideración deben ser excluidos de manera
total los miembros de las familias Caamaño Acevedo y Caamaño Vélez.
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