lunes, 6 de enero de 2014

Vicios e incongruencias en el informe del INACIF sobre los restos de Francisco Alberto Caamaño Deñó

 Por George F. Torres, MD, FCCP

Brevard, FL, Estados Unidos.- En mi calidad de médico especialista en Medicina Interna, Medicina Pulmonar y Cuidado Critico, previ investigador clínico asociado al departamento de Microbiologia de la escuela de Medicina de Ponce, Puerto Rico, en las áreas de biología molecular y análisis de ADN, he sido una vez más comisionado por el presidente de la Fundación Caamaño, Claudio Caamaño Grullón, para evaluar los documentos que han resultado del estudio realizado por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses con fines de investigación y análisis forense a unos restos óseos que hasta nuestros días se han asumido pertenecen al Coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, asesinado en las montanas dominicanas en el año 1973, desenterrados y analizados antropológicamente en 1987 y luego enterrados en un nicho en el Cementerio Nacional de la Máximo Gómez en el mismo periodo y exhumados en el año 2013 con fines de análisis de ADN.
Luego de haber estudiado el reporte en sí mismo, además de las conclusiones descritas por el personal técnico y administrativo de dicha institución, reporte mismo que también fue aceptado como bueno y válido por la Procuraduría General de la República y su máximo representante, además de sectores de la población civil.
Tras de estudiar detalladamente este documento y análisis tal como descrito por los técnicos y/o personal clínico del INACIF he podido observar varias y graves inconsistencias en el mismo, las cuales deben ser motivo de profunda preocupación y requerimiento de revisión ante la importancia histórica, criminológica, social y política de la Republica Dominicana.
Más que un verdadero estudio de análisis forense, el estudio realizado por el INACIF fue un estudio de análisis de paternidad y/o familiaridad utilizando como base el ADN nuclear de la muestra en sí misma como método de certificación por la institución arriba mencionada. Ya en varios documentos anteriores habíamos certificado y sometido a la consideración de las autoridades de la Republica Dominicana que debido a los procesos a que fueron sometidos estos restos: tiempo (más de 40 años), traumas múltiples, uso de combustibles fósiles y químicos, adversas condiciones del medio ambiente, contaminación de las muestras por factores conocidos y desconocidos, y otros; y sobre todo, el proceso de DEGRADACION del ADN, era poco probable encontrar muestras fidedignas de ese material genético en los restos estudiados en cuestión.
Esta DEGRADACION se refiere en esencia a la ruptura o destrucción de las estructuras celulares después de la muerte. Porque el ADN está contenido en la célula, la exposición de los tejidos al medio ambiente, fuego, agua, químicos y otros materiales diversos eventualmente lleva a una alteración de la estructura química de este material y la ruptura de las cadenas del ADN. Esta condición lleva a la asignación incorrecta de los pares de bases y a la posterior INCORRECTA IDENTIFICACION de un individuo o de una especie misma. Si en este caso se analiza una muestra de ADN, debe ser con un cuidado extremo de evitar la contaminación de la muestra misma, cosa que obviamente no ocurrió en el proceso de manejo de estos restos desde 1973 hasta la fecha. En esencia, como todos los seres vivos poseen ADN, este puede pasar de un individuo a los restos en cuestión con el solo manejo inadecuado de la muestra.
Aun con el poder de análisis del ADN, un perfil del mismo utilizando variables comunes (ejemplo ADN nuclear) NO ES INFALIBLE debido a los factores mencionados y que también habíamos señalado con anterioridad en los informes  ya descritos. En este caso en cuestión, el análisis de ADN se centro en un análisis nuclear, aparentemente no tomándose en cuenta nuestras observaciones previas en las que señalábamos que el mismo no sería confiable por los factores arriba mencionados y nuestra recomendación de que era necesario centrarse en el análisis mitocondrial de los mismos, caso que hubiese excluido de plano a todos los miembros de la familia Caamaño Acevedo de este análisis en cuestión ya que no era factible encontrar este ADN en sus miembros.
No entendemos las razones por las cuales se realizó un estudio de paternidad sabiendo y conociendo de antemano la muy probable negatividad del mismo. En el caso que también concierne, el INACIF realizó estudios nucleares a los hermanos aun con vida del  Coronel Caamaño no procediendo a las muestras de ADN mitocondrial tal como indicado y como ya descrito.
En el mismo informe antropológico del INACIF se observan errores documentales de consideración e imprecisiones del mismo género que se pueden catalogar de fundamentalmente graves y que traemos a colación como siguen (CITAMOS): “Informe Antropológico Forense, INACIF SDO-A-205-13. Muestra dubitada de cuarenta y ocho (48) piezas óseas COMPLETAS en aproximadamente un noventa y cinco por ciento (95%) de su totalidad, EN BUEN ESTADO DE CONSERVACION (estructura ósea como tal al momento del fallecimiento) aunque delicados por factores externos a los que estuvieron expuestos”. (FIN DE LA CITA).  Más adelante el mismo documento señala (CITAMOS): “los restos óseos NO ESTAN completos en su totalidad. Algunos son fragmentos, y otros como en el caso de las costillas extremos proximales. Estado de conservación afectado por el clima, ambiente y otros factores externos” (FIN DE LA CITA)
En el mismo informe más adelante se atribuyen bajo procedimientos no descritos, los restos a tres individuos diferentes, incluyendo algunos al sexo femenino. De manera interesante no se explica en el estudio el o los protocolos seguidos para tales determinaciones; no se explica el porqué en el mismo existe el factor de la no repetición de las estructuras óseas en las muestras analizadas y la ausencia de varias piezas óseas importantes para estudios antropológicos y forenses; no se explica cómo se llegó a conclusiones definitivas sin mencionar para nada las deducciones, experiencia y análisis de los antropólogos que en su momento tuvieron a cargo el estudio de estos restos; no se explica porque se tomaron solo muestras de la porción cortical de los huesos en estudio y comparadas a muestras de saliva de miembros de la familia Caamaño Acevedo obviando a los miembros de la Familia Caamaño Vélez, descendientes directos del coronel Francisco Alberto Caamaño Deño; no se explica porque no se incluyeron en este estudio a los miembros de las familias Lalane Jose y Pérez Vargas, quienes se asume fueron enterrados junto a los restos del coronel Caamaño Deño; no se explica en ninguna parte de este informe el porqué de las evidentes contradicciones documentales, cuáles y como se sucedieron los “factores externos y de ambiente” descritos en el mismo; no se explica el porqué de los evidentes “fragmentos” y si estos huesos en la opinión de técnicos e investigadores forenses fueron sometidos a trauma, temperaturas extremas, combustibles diversos y otros factores. No se explica cómo un estudio forense excluyó del mismo a los autores presenciales del asesinato del coronel Caamaño, la posterior destrucción de los restos como descrita y posterior enterramiento de los tres guerrilleros muertos, para dar lugar a una investigación seria de cómo aparecieron en aquel lugar los mismos cadáveres. Por más que he estudiado el informe tal como presentado, no se ofrecen detalles que expliquen estas anomalías evidentes y contradicciones en el reporte en cuestión.

Debido a lo anterior y otros factores conocidos y/o desconocidos y dada la importancia de estos eventos para la Historia de la República Dominicana, así como la ausencia en este informe de factores tan importantes como los arriba mencionados. He recomendado a la Fundación Caamaño, a la familia Caamaño y al pueblo dominicano, no aceptar como concluyentes los resultados del INACIF ni las afirmaciones que en tal sentido se han vertido en los medios de comunicación del país hasta tanto no se esclarezcan los factores arriba mencionados bajo un segundo análisis que debe ser realizado por una institución independiente, profesionalmente acreditada y con experiencia probada para el estudio de casos tan difíciles como el mencionado, con un nuevo análisis antropológico, anatómico, genético y forense que permita elaborar una segunda opinión y del que en mi consideración deben ser excluidos de manera total los miembros de las familias Caamaño Acevedo y Caamaño Vélez.

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