Por Claudio Antonio
Caamaño Vélez
Muchas personas me han preguntado por las redes sociales qué cómo
es posible que un Tribunal emitiera una sentencia ordenando el traslado de los
restos del coronel Caamaño al Panteón de la Patria cuando ya el INACIF dio un
informe diciendo que esos no son. Así mismo veo que muchos medios se hacen eco
de lo que dice ese informe.
No es que el informe del INACIF no tenga valor para nosotros,
o para los jueces que emitieron la Sentencia No.040-2014, es que simplemente no
tiene valor, pues además de ser nulo por estar hecho contrario a la ley,
adolece de graves incongruencias que se evidencian con la simple lectura.
Todo acto realizado contrario a la ley es nulo de pleno
derecho. El estudio que realizó el Instituto Nacional de Ciencias Forenses fue
ordenado de manera arbitraria en franca violación a la Ley 4-13, por lo que
carece de fuerza legal o probatoria. Además, el informe fue dado a conocer
luego de que el Tribunal Superior Administrativo ordenara la suspensión de
dichos estudios.
Desde el punto de vista científico, el INACIF cometió innumerables
errores de procedimiento al momento de exhumar y procesar esos huesos. No se
tomó precaución alguna para evitar que los restos de Caamaño fueran contaminados
con ADN proveniente de otra persona. Todos vimos como la caja donde reposaban
los restos fue abierta al público, en un lugar donde había cientos de personas;
ese error por si solo invalida el estudio. Así mismo no respetaron debidamente
la cadena de custodia. Aun hoy no sabemos donde estuvieron los restos de
Caamaño durante los más de siete meses que fueron objeto de “estudio”, más
grave aún, todavía no sabemos donde están esos restos ni cuál es su estado
actual. Lo único sabemos, de manera no oficial, es que estos se estuvieron
guardando en el depósito donde guardan la droga.
No decimos que el INACIF no encontró ADN en los restos de
Caamaño, lo que decimos es que ese ADN no pertenece a esos huesos. Puede
pertenecer a los miembros del laboratorio, a cualquiera de las personas que
estaban presentes el día de exhumación, a los antropólogos que realizaron el
estudio en el 1987, o a cualquier persona que tuvieron contacto con esos restos,
que fueron muchas. Pero definitivamente no pertenece a los restos de Caamaño, que
fueron parcialmente quemados, y que luego estuvieron más de 7 años bajo tierra,
envueltos en lodo, lo cual destruye la molécula de proteína que contiene el
ADN, como han asegurado todos los especialistas que consultó el Congreso
Nacional, así como los consultados por la Fundación Caamaño.
Ese informe está plagado de contradicciones, y carece de
muchos elementos. Por ejemplo, no explica el por qué no se encontraron muestras
en la mayoría de los restos, ni como dos fémures, que evidencian pertenecer a
una misma persona, uno pertenece a un hombre y el otro a una mujer, una mujer
que ese caso tendría casi seis pies de estatura según las medidas
antropométricas de dichas osamentas (la altura de Caamaño).
El informe del INACIF contradice en todas sus partes el
informe realizado por los antropólogos que tuvieron a su cargo el levantamiento
y estudio de esos restos en 1987, sin embargo no hace una sola referencia a
esto. Lo cual es, entre otras cosas, una falta de respeto al trabajo que
realizaron esos reconocidos profesionales de la antropología dominicana.
El informe del INACIF solo sirve para probar una cosa: la
intención que se tuvo desde un principio de desacreditar la autenticidad de los
restos del coronel Caamaño. Así mismo debe servir para poner en alerta sobre la
calidad de los aparatos de investigación con que contamos en la República
Dominicana.
Debajo de estas piedras hay muchas cucarachas. El pueblo se
irá dando cuenta de la verdad que ha estado detrás de todo esto, de cómo
pretendieron botar en un osario común los restos del patriota dominicano más
trascendente del siglo XX: Francisco Alberto Caamaño Deñó.
@claudiocaamano
claudiocaamano@gmail.com
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