sábado, 26 de abril de 2014

Caamaño: ¿en Abril o en Caracoles?

Por Claudio Antonio Caamaño Vélez (@claudiocaamano)

Querer separar al Caamaño de Abril del Caamaño de Caracoles, es como querer separar el hidrógeno  del oxigeno, y pretender que no dejará de ser agua.
El pasado 14 de abril, en el Listín Diario, vi unas declaraciones del Ministro de Cultura, donde decía que al Caamaño que se exalta es al de Abril y no al de Caracoles. Lo cual solo es un recalco de algo que ha dicho varias veces en distintos medios. Puede parecer un gran disparate, pero lo cierto es que pone en evidencia una gran realidad.
Exaltamos al Caamaño que nos defendió de una invasión extranjera, pero no al Caamaño que vino a deponer a un gobierno despótico y criminal, puesto ahí por los mismos “turistas” invasores de 1965. Exaltamos al Caamaño que defendió la Constitución y la legalidad, pero no al Caamaño que vino a enfrentar a un régimen que ultrajó la Constitución y las leyes de nuestro país de la manera más grosera posible.
Lo que pasa es que el Caamaño de 1973 vino a luchar contra los mismos males que hoy día sigue padeciendo nuestro país. Ese Caamaño de Caracoles vino a enfrentar el abuso de poder, la corrupción, los privilegios de los funcionarios, la brecha social. El Caamaño del 65 fue un líder, brotado de una epopeya histórica, que sin buscarlo (incluso sin darse cuenta) se convirtió en héroe; pero el Caamaño de 1973, era un ser con alto nivel de conciencia social, que no surgió de la coyuntura, sino que tenía una clara visión de los problemas de fondo de nuestro país, y que de manera concienzuda había resuelto venir a enfrentarlos.
Mientras el Caamaño de 1965 es el ejemplo de militar leal a las leyes (cosa que conviene mucho a un sistema que hace las leyes a su conveniencia), el Caamaño de 1973 era un luchador contra la injusticia, sin importar si esta se sustentaba en las leyes.
Mientras el Caamaño de Abril representa la estabilidad legal, el de Febrero representa la verdadera revolución; representa la metamorfosis de un ser humano; la transformación social de una persona.
Reconocer al Caamaño de Caracoles sería como auto incriminarse, reconocer como Héroe a alguien que vino a combatirlos a ellos mismos. Ante el ejemplo del Caamaño de Caracoles nuestros actuales gobernantes deberían sentir vergüenza.

Esa postura del Ministro de Cultura, que cada día mas deja ver su real naturaleza, solo sirve para poner en evidencia lo conscientes que están nuestros gobernantes de lo mal que ellos lo están haciendo. Tal vez a José Antonio Rodríguez, por su falta de pericia en política, se le esté escapando ese tipo de cosas que deja en evidencia la visión que tiene este sistema de aquellos a los que nuestro pueblo considera como sus héroes.

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