Por Claudio A. Caamaño (hijo)
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¿Oposición? Donde está la oposición. No me vengan a decir que este teatro que montan los distintos partidos políticos es “oposición”. Por favor, no me digan eso, que si bien no soy un genio, tampoco soy un idiota.
Miramos para un lado y luego miramos para el otro. ¿Qué es lo que vemos? La misma basura. Un grupo de ratas carcomiendo la dignidad de este pueblo, y otras ratas que aun no están comiendo, no porque sean diferentes, sino porque aun no les llega el turno. Esas ratas tienen las mismas orejas y la misma cola. Unas mas gorditas, otras más flaquitas, pero no nos confundamos, todas son ratas, malditas ratas.
Los partidos políticos durante años se han sorteado el gobierno y se han protegido los unos a los otros. ¿Cómo van a condenar a los demás por ladrones, si es precisamente eso lo que ellos van a hacer? Es como un gran danza de “quítate tú pa´ ponerme yo”. Son todos unos cómplices, en la gran asociación de malhechores que es el sistema político dominicano. Los que no son criminales por hecho, son criminales por omisión, pero todos, todos, son unos criminales.
Ya me produce hasta cierta nausea cuando veo la forma descarada con que esos mal paridos justifican las atrocidades que cometen en desmedro del la población dominicana. Ese aire de superioridad con que se visten a la hora de dirigirse a la población, esa arrogancia con que nos tratan a todos. Al parecer se les olvida que ellos son los empleados y nosotros los jefes. Se les olvida que pronto ellos pueden ser los condenados y nosotros lo jueces. Ya me gustaría ver en que parte del trasero se les mete esa arrogancia cuando estén frente a un tribunal popular respondiendo por sus atrocidades. Estoy que no veo la hora de que eso llegue. Tengo tantas de ganas de ver eso que el solo pensarlo me provoca una oscura satisfacción.
¿Pero dónde está la oposición? Pues esos que nos golpean con el mismo látigo y luego se lavan las menos en la misma agua, no pueden ser opositores entre sí. Esos que se reparten privilegios y se encubren entre si sus delitos, no pueden ser contrarios. Esos que ante el pueblo se pelean y más tarde se sientan en una mesa con caviar y vino a lamerse mutuamente las heridas, esos de ninguna manera son rivales. Mis queridos… Una cosa es la diplomacia, y otra muy diferente es la complicidad. No nos confundamos.
Si aun no saben dónde está la oposición, yo se los diré… La oposición está justo ahí donde estas tú, justo aquí donde estoy yo. La oposición está donde están los buenos dominicanos, donde están los que sufren al ver los padecimientos de esta nación. La oposición está dispersa entre el pueblo. La oposición es el pueblo, o al menos esa parte consciente y sensible del pueblo. La oposición somos la mayoría. La oposición somos nosotros.
No nos compliquemos mucho. Aquí solo hay dos bandos: los buenos y los malos. Ustedes ya saben donde están los malos… Los buenos somos todo el resto.
Este país cuenta con una oposición grande y fuerte. Capaz de hacer todo aquello que se proponga. El único problema es que estamos dispersos. Estamos golpeando cada quien por su lado, y así no se puede lograr mucho. No es lo mismo golpear con una bolo da arena, que con un piedra del mismo peso. Ambas está constituidas por la misma masa y por el mismo tipo de materia, la diferencia radica en la cohesión de sus partículas. Esa unión es la diferencia entre una suave caricia y golpe mortal. Esa es la unión que necesitamos.
Ya es hora de cambiar las cosas. Ya es momento de que nosotros, los verdaderos dueños del poder de este país, lo tomemos en nuestras manos, y hagamos con él lo mejor para todos… de paso empezando de paso por castigar a los que durante tanto tiempo se han burlado de nosotros. Tomémonos de las manos y convirtamos esta gran bola de arena en una inmensa roca, capaz de destruir toda la maldad de un solo golpe.
Ya lo saben. La oposición somos nosotros.
Dices: Al parecer se les olvida que ellos son los empleados y nosotros los jefe...bueno a nosotros también se nos olvida (aunque podría ser que nunca lo hemos sabido)
ResponderEliminarBueno,, es un poco difil deducir si el problema radica en que se nos ha olvidado o en que nunca nos hemos dado cuenta,, pero hay algo cierto, nos pisotean y nos estamos dejando pisotear. Eso hay que cambiarlo ya.
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