viernes, 29 de julio de 2011

Ed.-Exoneraciones

De Diario Libre

Las mejores intenciones de las leyes son torcidas en la República Dominicana por los mismos que las hacen. Tal es el caso de las exoneraciones de vehículos para los legisladores, que las venden al mejor postor. Y a veces, el mejor postor es un narcotraficante, como ha ocurrido en el pasado no tan lejano.

Las exoneraciones a los legisladores se justifican en una especie de reparación por el desgaste que sufren sus vehículos tanto por las campañas políticas como por sus traslados a sus comunidades, así como por las necesidades de sus oficinas legislativas. Sin embargo, los legisladores las venden, se las traspasan a familiares y hacen negocio con ellas.

Es evidente que el abuso obliga a plantearse una modificación de la práctica, para reducir la posibilidad del mal uso.

Quizás ahora que se habla tanto de reducir las exenciones al sector productivo, se debiera comenzar por podar la improductiva y onerosa mata económica de los legisladores.

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