lunes, 4 de julio de 2011

Pobreza y desarrollo

atejada@diariolibre.com

De Diario Libre

No parece haber mucho interés en estudiar la pobreza como el condicionante de todos los procesos que hemos vivido en el país.

La nuestra nunca fue una colonia rica, pero tuvo sus momentos de esplendor.

La pobreza le vino por el abandono de su metrópolis y por el orden social imperante. Y vivimos en la miseria por siglos, hasta el pequeño respiro del comercio con la colonia francesa que luego sería Haití.

Al caer este comercio, volvimos a vegetar en la miseria hasta nuestros días.

Quien lee las crónicas de todos esos siglos donde todos son lamentos y quejas y pálidas descripciones de nuestro devenir, tiene que convenir que la pobreza ha condicionado todos los procesos en el país.

Ha condicionado nuestra estratificación social; condicionó nuestra independencia; ha condicionado nuestro desarrollo y la forma de ver el mundo del dominicano.

La pobreza de hoy, sin embargo, a pesar de ser hija de aquel desvalimiento de siglos, es también hija legítima de malas políticas públicas y de perversas decisiones políticas que obligan al dominicano a vender su voto, a cambiar su educación por la búsqueda fácil de la riqueza que se le niega de otra forma y a arriesgar su vida, su familia, su dignidad y su amor en las aguas del mar o en la aventura en otro país de idioma y costumbres distintas.

Aquella pobreza es histórica. La de hoy es imperdonable. Hemos tenido el tiempo y los recursos para borrarla. Es culpa de los políticos y de todos nosotros. Hay que cambiar.

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